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¿Se rompieron los techos de cristal?

Al respecto conversamos con Karolina Gilas, Catalina Ruiz Navarro, Claudia Corichi, Mariana Niembro en el foro “Apertura y violencia política en razón de género”, en el que nos cuestionamos si realmente se rompieron los techos de cristal

El Día Internacional de la Mujer obliga a reflexionar sobre la situación de las mujeres en el mundo y en México, país en el que la violencia y la desigualdad en razón de género son constantes y crecientes. La ocupación de espacios de decisión pública con paridad no es suficiente -aunque es un primer y necesario escalón- para observar igualdad sustantiva. Durante el ejercicio de los encargos, en el uso de facultades y toma de decisiones, las mujeres en distintos ámbitos públicos, experimentan con frecuencia violencia política en razón de género, sin detectarlo, sin nombrarlo, y mucho menos denunciarlo.

Al respecto conversamos con Karolina Gilas, Catalina Ruiz Navarro, Claudia Corichi, Mariana Niembro en el foro “Apertura y violencia política en razón de género”, en el que nos cuestionamos si realmente se rompieron los techos de cristal.

A nivel mundial, 1 de cada 3 mujeres sufrimos violencia a lo largo de nuestra vida; sólo 1 de 4 parlamentarios son mujeres a nivel mundial; y hasta 2086 no se cerrará la brecha salarial si no se contrarresta la tendencia actual.

En México, la violencia contra las mujeres afecta a todas las capas sociales y ha alcanzado niveles alarmantes. Según datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, en 2022 se registraron 3 mil 754 muertes de mujeres, de las cuales solo 947 fueron investigados como feminicidios.

La desigualdad de género también es endémica en nuestro país. Las mujeres, que representamos el 51.2% de la población, ganamos en promedio un 30% menos que los hombres y tenemos menos acceso a oportunidades de educación, empleo y desarrollo profesional.

Sólo gracias a la presión y articulación que generó el movimiento feminista, la paridad se ha convertido en un tema de gran relevancia en los últimos años y se han implementado medidas para fomentar la inclusión de mujeres en la política y en otros espacios de poder.

Así, hoy los partidos tienen la obligación de registrar un 50% de candidatas mujeres, y la reforma constitucional de 2019 estableció paridad de género en todos los cargos públicos con el objetivo de que haya igual representación y condiciones en todos los niveles de gobierno. Aunque esto solo es un piso cero, pues la igualdad sustantiva implica que los cargos decisorios principales por la relevancia e impacto de las decisiones sean también paritarios y ello está muy lejano.

En la Cámara de Diputados, por ejemplo, a pesar de que 27 de 50 comisiones son presididas por mujeres, ninguna de las 6 más sustantivas son encabezadas por ellas. A nivel mundial, 8 de cada 10 mujeres parlamentarias experimentaron algún tipo de violencia psicológica y el 44% recibió amenazas de muerte, violación o secuestro en el ejercicio de sus mandatos, de acuerdo con la Unión Interparlamentaria. Y en el pasado proceso electoral, se registraron agresiones contra 343 mujeres políticas y candidatas, cifra que incluyó el asesinato de 23 mujeres.

A todo lo anterior hay que sumarle la violencia institucional y la arbitrariedad de figuras como la prisión preventiva, usadas como instrumentos de violencia de género: 7 de cada 10 mujeres privadas de libertad no tiene una sentencia. Tal es el caso de Yolli García Álvarez quien lleva 3 años privada de su libertad.

Ocupar espacios no es suficiente si está presente la violencia en razón de género que impide o castiga el ejercicio de facultades y reduce al mínimo la probabilidad de igualdad para acceder a cargos decisorios relevantes. No queremos ser borradas, violentadas, asesinadas, #NoSinNosotras

POR MARÍA DEL CARMEN NAVA
COMISIONADA DEL INFO CDMX
@MARICARMENNAVA

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